Librería Futuro: la decana del cómic en Zaragoza cumple 30 años
Cuando tienes la suerte de ver cómo trata Alejandro a sus clientes, comprendes por qué Librería Futuro lleva 30 años repartiendo viñetas a todo tipo de públicos. Durante este tiempo la sociedad ha cambiado mucho y también las historias que necesita: esta pequeña tienda ha sabido navegar a través de las modas para seguir repartiendo sueños de papel a toda Zaragoza.
Alejandro Martínez comenzó su andadura en 1986, cuando abrió Librería Futuro en un pequeño local de la calle San Vicente de Paúl. Recuerda aquellos días con nostalgia porque “lo que vendía estaba más cercano a lo que había leído de niño”, por lo que cada cómic que vendía contenía una pequeña parte de su infancia, compartida con sus clientes. Con el paso del tiempo se trasladaría al pasaje de la calle Alfonso y, desde hace unos ocho años, al paseo María Agustín.
Estos traslados no han alterado el público de Alejandro, quizás porque esta tienda es un oasis escondido para el bibliófilo: en sus estanterías se disputan la atención del visitante diferentes mangas, cómic americano, novelas gráficas españolas o títulos europeos. “El francés es mi favorito, da mil vueltas a todos los demás”, se sincera Alejandro. Reconoce que prescindiría de los superhéroes americanos, sobre quienes dialoga con sus clientes para descubrir nuevos puntos de vista. Un trato que no se encuentra fácilmente y debe cultivarse como un pequeño arte.
Los clientes de Alejandro son fieles que acuden puntualmente al ritual de cada semana para recibir las novedades e intercambiar opiniones con el librero, aunque la situación actual es muy diferente a la de hace unos años: “La gente se informa por internet y viene pidiendo cosas concretas; a veces llega antes el cliente preguntando que el propio envío de la editorial”. En su público encontramos todo tipo de edades, sin apenas diferencias de género más allá de ciertas tramas de superhéroes.
El mundo del cómic vive un buen momento, según Alejandro, más allá de los superhéroes arquetípicos. Compara el primer Salón del Cómic de Zaragoza, celebrado en el Centro Cívico de La Almozara y al que acudieron apenas 200 personas, con la última edición que congregó a más de 20.000 visitantes. Sin embargo, es más crítico con el futuro del cómic, al menos en nuestro país. “En Francia será eterno, porque tienen esa cultura, pero aquí no leemos tanto”, comenta mientras acaricia distraídamente una novela gráfica. Quizás por esto no hay tantos autores españoles de primera línea, un error que se está recuperando durante los últimos años gracias al trabajo de dibujantes y guionistas como Kim o Paco Roca, entre muchos otros.
El futuro del cómic será otra guerra porque Alejandro se jubila dentro de un par de años. Librería Futuro queda en las mejores manos, las de su hijo Guillermo que ya le ayuda a manejar esta pequeña joya. Como él mismo reconoce, de su padre no aprende solamente a gestionar el negocio y hacer el papeleo, sino a “cultivar la relación con el cliente como un tesoro”. Su trabajo será mantener los valores de la librería, un espacio en que se respira el amor por los libros nada más abrir la puerta. Al visitar Librería Futuro, se comprende que un librero no es un vendedor sino un compañero de camino y de la propia vida.
