viernes, 18 de marzo de 2011
PIEL DE LOBO
Si al bueno de Piel de Lobo alguien le hubiese advertido de la cantidad y variedad de bichos y criaturas con los que iba a tener que lidiar a lo largo de su primitiva existencia, seguro que se hubiese negado a salir del vientre de su madre. Vean, si no, algunos de los ejemplos de la surrealista y curiosa fauna a la que tuvo que hacer frente: peces lagarto, hidras de siete cabezas, hombres alados, hombres rana, rocas andantes, langostas voladoras cabalgadas por hombres, cíclopes, hombres vampiro, hombres roca, hombres fósiles, lobos tricéfalos, minotauros, hombres toro, hombres de arena, hormigas león, árboles parlantes, basiliscos, hombres oso, águilas acorazadas, sirenas, gigantes... y hasta una reina que lucía como cabello un manojo de serpientes. Todo ello, y mucho más, será lo que encuentre el lector de esta sobresaliente colección ambientada en el primitivo amanecer del hombre. Así reza la introducción: En los albores de la humanidad, cuando el hombre luchaba encarnizadamente contra los peligros de una naturaleza hostil, el jefe de la tribu reunió a sus guerreros. El jefe, Yango, que no era otro que el padre de nuestro héroe, había reunido a su gente para arengarles sobre la necesidad de hacer frente al malvado Tanako, rey del Gran Lago, ante el constante expolio que está llevando a cabo en los bosques que ellos habitan. De manera que un quítame allá esta madera acabará en una refriega con tintes de tragedia.